Los créditos de carbono representan una reducción verificada de una tonelada métrica de dióxido de carbono (tCO2e) o su equivalente en gases de efecto invernadero. Las empresas compran estos créditos para compensar sus propias emisiones.

Los créditos de carbono se generan a través de proyectos que reducen o eliminan gases de efecto invernadero de la atmósfera, como la generación de energía renovable, la plantación de árboles y las mejoras en la eficiencia energética.

Existen diversos estándares de certificación, registros de créditos de carbono y organismos reguladores, cada uno con sus propios requisitos y procesos de verificación. Ejemplos comunes incluyen el Verified Carbon Standard (VCS), el Gold Standard (GS) y el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL).

El precio de los créditos de carbono varía dependiendo del tipo de proyecto, la calidad del crédito y la demanda del mercado. Los precios pueden oscilar desde unos pocos centavos hasta decenas de dólares por tonelada.

La efectividad de los créditos de carbono depende de la calidad de los proyectos y de la integridad general del mercado de carbono. Si bien existen preocupaciones sobre posibles casos de greenwashing y falta de adicionalidad (reducciones que habrían ocurrido de todas maneras), los sistemas de créditos de carbono bien diseñados pueden desempeñar un papel crucial en la mitigación del cambio climático.

La compra de créditos de carbono puede ser una forma de contribuir a los esfuerzos de reducción de emisiones, pero es importante recordar que las acciones individuales y las metas internas de las empresas, como reducir el consumo de energía y las emisiones del transporte, también son fundamentales.

Diversos recursos proporcionan información sobre créditos de carbono, incluidos los sitios web de proveedores de compensación de carbono, organismos de certificación y ONG que trabajan en el cambio climático. Fuentes confiables incluyen:
- Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC).
- Asociación Internacional de Comercio de Emisiones (IETA).

El mercado regulado implica países con normas y leyes que exigen la reducción de emisiones. Se realizan estudios y mediciones periódicas que indican la necesidad de compensación.
- Los precios de los créditos son monitoreados por los legisladores.
- La compensación anual es obligatoria.
- Las metas de reducción son crecientes.
- Algunos créditos internacionales no son aceptados.
- Se prevé un ajuste periódico de las metas globales de cada país.
El mercado voluntario, por otro lado, es impulsado por empresas que buscan compensar sus emisiones antes de que lleguen las regulaciones, contribuyendo significativamente a la preservación y mejorando sus métricas ESG e imagen comercial.
- Los precios se negocian según el proyecto, la duración y el alcance.
- Puede recibir diversos tipos de certificación.
- Se requiere especial atención a la transparencia y trazabilidad.
- Es una buena opción para acciones puntuales como eventos, obras y productos.
En ambos mercados y en todas las operaciones que involucren créditos de carbono, existe preocupación por la exposición al fraude y al greenwashing. Mantener reducciones con seriedad y compromiso sigue siendo el enfoque de las organizaciones y administradores de estos mercados.